Hoteles de los que ya no quedan: llenos de historias e historia, luz, romanticismo... en el que los visitantes encuentran un rincón donde sentirse bien.

Siempre hay un momento especial para ser cliente del Hotel Real y conservar un recuerdo único.

Desde el Hotel Real de Santander queremos estar más cerca de tí por lo que a través de este blog os mostraremos un poco más desde dentro esperando también todas tus aportaciones.




martes, 3 de agosto de 2010

SUITE REAL





Una cúpula con historia

La Suite Real del Hotel Real de Santander, un dúplex circular con más de 100 m2 y las mejores vistas sobre la Bahía de Santander, no fue una Suite en sus orígenes.

En 1917, año de inauguración del Hotel, la quinta planta, donde se ubica la Suite Real, se destinaba al servicio, que acompañaba a la nobleza y ricos burgueses alojados en el Hotel. Los “veraneos” implicaban gran traslado de vestuario, maletas y baúles, y el personal se dividía en hombres y mujeres para dormir es dormitorios corridos en el último piso abuhardillado. La impresionante cúpula de la Suite Real se encontraba cubierta, sin acceso y “desaprovechada” hasta que en 1988 se descubre la belleza de este espacio y toda la planta se rehabilita también como habitaciones para huéspedes.

Esta habitación sirvió como punto de mira militar en la guerra, se acogió en ella a los damnificados por el incendio de Santander y también sirvió de hospital…

Por el contrario, ya en la actualidad, ha acogido a numerosas personalidades, Bruce Springsteen que pidió que se abrieran todas las ventanas y le dieran la vuelta al sofá para tocar su guitarra mirando al mar; Jennifer López que solicitó aquí un masajista de nuestro Centro de Talasoterapia contemplando la bahía.

No hay una habitación más romántica que esta y son muchas las celebraciones y aniversarios que han pasado por esta Suite, una pareja de japoneses la ocupó en viaje de luna de miel, y sus padres y suegros se alojaron con ellos (parece que es típico en ciera región de Japón llevarse a los parientes de viaje de novios). Y una señora de una familia de la nobleza abandonó a media noche la Suite dejando a su esposo un anillo con una nota “Adieux mon amour”.

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